Barcelona, templo de
amor y de paz se abre con una panorámica de Barcelona desde Montjuich. Es una vista
habitual en los documentales industriales rodados en la Ciudad Condal, en la
que se descubre la relación de la urbe con el mar y la comunión de las torres
de edificios religiosos y civiles con las chimeneas que simbolizan la industria
y el desarrollo. En la plaza de Cataluña ondean las banderas de todos los
países asistentes [al XXXV Congreso Eucarístico Internacional] y se yergue una gran cruz sobre una columna blanca. Con tan
escueta yuxtaposición de planos se relaciona la ciudad como escenario de un
evento religioso e internacional. Esta insistencia en el fin del aislamiento
español se ve refrendada en la siguiente secuencia. No aparece en ella ninguno
de los protagonistas sino unos barcos anclados en el puerto. El primero es el
Conde de Argelejo, construido por la Empresa Nacional Elcano apenas tres años
antes para la Compañía Transatlántica Española para la que realizaba la línea
Barcelona – Canarias – Centroamérica – Cuba. Es el más moderno del que dispone
la flota mercante española y en el que han viajado los peregrinos cubanos.
Obviando la presencia de buques argentinos, italianos y franceses, la locución
y el montaje nos trasladan de la bandera rojigualda del buque español a la
enseña norteamericana que ondea en la proa del Constitution y, mediante una
panorámica que recorre las maromas, al Independence. En ellos han viajado mil
trescientos congregantes, entre los que ocupa el primer lugar el cardenal
Francis Spellman, arzobispo de Nueva York. Una vez más, la conexión norteamericana
es pieza clave del aparato propagandístico del Régimen.
La
locución corre a cargo a Juan Manuel Soriano, doblador habitual de Conrado San
Martín, narrador de Érase una vez...,
y actor en En un rincón de España. Tiene
toda ella esa impostación liricoide tan cara al No-Do: los pañuelos son bandadas de palomas que agitan sus alas en
la Plaza de Cataluña, las torres de la catedral, flechas lanzadas hacia el
cielo… Pero, sobre todo, la narración subraya con tenaz machaconería el
concepto de “primer congresista de España”, en una figura retórica análoga a la
de “primer peregrino”, popularizada por No-Do
durante la visita de Franco a Santiago de Compostela en 1943. Franco es descrito también como “escogido
instrumento de la providencia” y otros piropos que el noticiario oficial habían
convertido en lugar común. Sólo en dos ocasiones el sonido directo sustituye a
la omnipresente locución. Se trata del momento en que el prelado barcelonés da
la bienvenida al Arzobispo de Toledo, al de Tarragona y al Cardenal Spellman y,
hacia al final, cuando podemos escuchar la voz –casi un graznido- de Tedeschini
transmitiendo a los congresistas en castellano el mensaje del papa Pío XII. La
locución orienta una vez más la lectura: “la sola panorámica de la plaza y sus
alrededores será suficiente para hacerse una idea de la grandiosa realidad de
fe que han vivido Barcelona y el mundo católico en impetración de la paz”.
Aparte
de algunos desfases de color y del habitual tono verdusco de los cielos, los
principales problemas que plantea el Cinefotocolor son su “ceguera” para el
amarillo y la necesidad de luz. Las carencias en la reproducción del gualda se
hacen patentes en las numerosas banderas nacionales que adornan edificios,
balcones, calles y buques. La falta de luz incide en las condiciones de rodaje,
como el recorrido por las calles en coche descubierto del cardenal Tedeschini,
que tiene lugar al anochecer.
Barcelona,
templo de amor y de paz (1952)
Productora: Orphea Film – Cinefoto (Barcelona)
Director: José Luis Pérez de Rozas.
Fotografía: José Luis Pérez de Rozas.
Documental. Locución: Juan Manuel Soriano.
Color por Cinefotocolor. Normal. 21 min.
Estreno: Barcelona, Publi: 27 de septiembre de 1952.
Productora: Orphea Film – Cinefoto (Barcelona)
Director: José Luis Pérez de Rozas.
Fotografía: José Luis Pérez de Rozas.
Documental. Locución: Juan Manuel Soriano.
Color por Cinefotocolor. Normal. 21 min.
Estreno: Barcelona, Publi: 27 de septiembre de 1952.
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